Jorge Pimentel
La poesía no es mensajería La poesía no es mensajería

Por Dimas Arrieta
Fuente: El Peruano, Lima 10/04/07

Jorge Pimentel, fundador del movimiento literario Hora Zero, acaba de publicar En el hocico de la niebla (El Nocedal, 2007). Fuimos a buscarlo a su residencia en Miraflores, para conocer su laboratorio lírico y sus procesos creativos.
 

¿Qué significa cada libro que nos ha entregado en cuatro décadas como poeta?
–Cada libro es diferente, es una aventura. Cada libro es un viaje en donde hay un personaje con quien se emprende un recorrido. El personaje de mi libro es una voz, por supuesto, es el poeta. Por ejemplo, en Tromba de agosto son muchas las voces que se encuentran. El poeta se convierte en varios personajes. He construido un personaje que es el poeta, que es el que enfrenta a las miserias, a la muerte, que atraviesa los caminos. Como en Ave Soul, el poeta con la poesía enfrenta a las miserias humanas y al vacío. El poeta es el personaje de En el hocico de la niebla. El hocico es como un diario, es el niño que escribe y vuelve a ser niño antes de escribir el libro.

¿Quiere decir que para escribir este libro activó su capacidad sensorial de regresar a ser niño?
–Exacto. Me sentí como un niño que va al colegio con su guardapolvo blanco. Me fui a mi escuela, pero mi escuelita era un bar que quedaba en la avenida La Paz, en Miraflores, donde iban a beber viejos jubilados, intelectuales y ex futbolistas. Era un sitio de tránsito, no una cantina. La gente se tomaba tres cervezas, y se iba y venía.

¿Cómo era esa escuelita?
–Mi escuelita era chiquita. Yo llegaba a las nueve de la mañana, muy puntual, e incluso salía al recreo, y me retiraba a las cinco de la tarde. Mi pupitre era una mesa para cuatro, donde solo trabajaba mis poemas y nadie tocaba mi libro. Era la mesa del poeta, nadie se acercaba a molestarme. El poeta estaba trabajando; tampoco bebía nada, sólo al final una cerveza. Cada poema tenía un clip de colores para diferenciarlos y escribía dos o tres poemas diarios.

¿Cómo fue el proceso de corrección de este poemario?
–Primero, para escribir mis libros no me demoro más de dos o tres meses. Segundo, el libro lo guardo dos años y después lo saco y lo paseo un poco. Tercero, si el lenguaje está actualizado, después de dos años, ya viene la corrección, que es un proceso tan importante como escribir el libro. La corrección del libro es otra aventura que puede durar tres años.

¿Qué diferencias encuentra entre sus libros anteriores con En el hocico de la niebla?
–La diferencia es que es otra aventura. Cada uno de mis libros es un nuevo viaje, como te dije al comienzo; emprende un viaje hacia el lenguaje, al infinito, y cuando deja de serlo se transforma en una descripción. En cada libro que he escrito –porfío en decirte– hay un personaje y uno emprende un recorrido con él. El personaje, te decía, es una voz que es el poeta, y todo está registrado como un diario de viaje. En el hocico de la niebla es un viaje hacia un día, descubrir un día que puede ser el más largo de nuestras vidas.

¿Se propone dar un mensaje con su poesía?
–Cada libro tiene una historia, no hay ningún mensaje, los mensajes son clichés, oraciones ordinarias. La poesía no está para hacer mensajes. En el libro hay un tema o varios temas, y hay muchos motivos. Existe un personaje que es el poeta, es el mismo de Palomino, Primera muchacha, Tromba de agosto, Ave Soul y Kenacort y Valium 10. Es el poeta que se reconoce como poeta. Él es el que va a la poesía, es decir, recibe a la poesía para poder sobrevivir.

Cada libro es una aventura, un viaje donde hay un personaje con quien se emprende un recorrido. Esta es la voz del poeta.

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