Esta última novela contiene 7 breves capítulos escritos en una prosa fluida y envolvente, que nos lleva por los caminos de una singular historia contada por un narrador omnisciente en tercera persona, que nos ofrece una visión global de los sucesos evocados en las 134 páginas del libro. La obra en tanto texto escrito surge como respuesta a una pregunta formulada por un viajero "a quien decían profe" y que deseaba saber cómo se llamaba el poblado en el que se encontraba y cuál era su historia. Esta interrogante expresada en las líneas iniciales del relato origina el discurso narrativo que dará cuenta de los principales componentes de la vida de un pueblo: su nombre, su historia, los colores de la bandera, el himno nacional, los héroes y las fechas cívicas, la ceremonia de su constitución oficial y el almanaque cívico.

 

Como puede colegirse, Malpartida en Una loma bendita otorga vida propia, apariencia física y acción transformadora a un conjunto pequeño de personajes (Serapio Serafín Quinteros, Doris Peñaherrera, Castinaldo González, Pedro Cajahuaringa, Ruperto Leaño), que protagonizan los principales sucesos de la obra. Todos ellos están investidos de un cargo público o de una responsabilidad administrativa y trabajan en equipo para que este poblado marginal y no reconocido ingrese al ámbito de lo formal y de lo público y se integre a la comunidad nacional de la cual forma parte. Cabe precisar que este núcleo de personajes actúa en estrecha y armoniosa relación con todos los demás habitantes de la localidad. Los capítulos de la ficción muestran el modo en que se va dotando al pueblo de aquellos signos que lo constituyen en un espacio socio-cultural que tiene un pasado, un presente y un futuro.

 

La propuesta de Malpartida resulta interesante desde una perspectiva mítica e histórica, porque permite imaginarse el proceso de constitución formal y administrativa que han seguido muchos lugares diseminados en la extensa geografía nacional, pues es innegable que el poblado bautizado como Loma bendita evoca la historia local y regional del mundo andino, y en especial de aquella zona ubicada en la parte central y fronteriza entre la sierra y la selva, referente de muchas de las creaciones del autor. En ese sentido, la propia novela constituiría una suerte de culminación literaria del camino recorrido por una comunidad desde la memoria mítica y ancestral hasta la historia basada en la escritura y en otros signos propios de la cultura occidental, mezclados, sin duda, con algunos aportes de la civilización andina.

 

Si bien Una loma bendita está planteada como la recreación verbal de una acción colectiva, y en esa medida anónima, Malpartida ha dado consistencia individual a algunos personajes, cuya peripecia particular se engarza con el destino global del pueblo protagonista de las acciones evocadas. Ese es el caso de Serapio Serafín Quinteros y de Doris Peñaherrera que encarnan el papel de la pareja fundadora y dirigente de la comunidad, y a quienes los demás les encargan la responsabilidad y la tarea concreta de ser el alcalde y la teniente alcaldesa de la flamante comarca pueblerina. Ambos protagonistas aceptan el reto de encabezar los esfuerzos necesarios para hacer de Loma bendita una patria chica reconocida y con memoria historia.

 

A propósito de ello, Serapio y Doris emergen como una pareja que evoca a otra pareja fundadora de los tiempos ancestrales, en los que tribus prehistóricas luchaban entre sí para afirmar su identidad y su poderío regional. En ese tiempo mítico se ubica la existencia de este par protagónico primigenio, antecedente remoto de los actuales dirigentes de Loma bendita y que logran la consolidación organizativa en épocas más recientes, aquellas que corresponden a las de la modernidad, aunque esta sea periférica y no impida la subsistencia de rasgos que pertenecen a periodos tradicionales. De modo que el poblado vive entre estos dos polos opuestos.

 

Los citados protagonistas, además de cumplir con el reto que les había planteado el conjunto de pobladores de Loma bendita, de llevar a este pueblo desde la informalidad hasta la organización moderna y el reconocimiento oficial, recorren también un camino que los conduce desde la simpatía inicial moderada hasta la explosión amorosa que concluye en un matrimonio apoteósico, el cual coincide con la fecha de la celebración en que el poblado consagra su existencia con una ceremonia colectiva desbordante en la que participa la comunidad entera. Cabe destacar, también, la importancia del personaje Castinaldo González, quien desempeña el rol de historiador de Loma bendita, y en esa condición construye una relación a través de la cual es posible apreciar el recorrido cronológico del pueblo, desde los tiempos inmemoriales hasta la más cercana actualidad. Todo esto nos lleva a afirmar que la reciente obra de Malpartida, sin ser ni pretender ser una novela histórica se constituye en una narración que combina los recursos del relato moderno con las estrategias de la fabulación tradicional. Ese difícil pero logrado equilibrio es el que le otorga un notable valor artístico.

 

 

* Antonio González Montes