Enrique López Albújar
Esclavitud y Representación del Sujeto Afroperuano en la Literatura Esclavitud y Representación del Sujeto Afroperuano en la Literatura

Por
Fuente: Identidades 75, Lima 20/12/04

La presencia del sujeto afroperuano no sólo es observada en la historia, quizá en un principio, como un elemento marginal y ahora cada vez más visible como un miembro integrante de la sociedad peruana; sino que éste aparece también en los discursos y es descrito por medio del lenguaje en un intento de representación del otro. Así, algunos escritores han asumido la difícil tarea de incorporar al corpus de la literatura peruana contenidos y formas procedentes de los sectores populares y étnicos, por ejemplo incluir elementos de la cultura negra que antes habían sido ignorados por la literatura hegemónica. Nuestro artículo tiene por objetivo analizar la representación del sujeto afroperuano y el tratamiento temático de la esclavitud en la novela peruana contemporánea.*
 
Enrique López Albújar (1872-1966) publica Matalaché, novela retaguardista en Piura en 1928 (1). Desde un principio resulta una obra audaz y distinta. El subtítulo es muy provocador, pues al decir novela retaguardista el autor plantea que su obra se aleja del vanguardismo de moda y en alguna medida se distancia del regionalismo reinante. La intención del autor es clara: el argumento de la novela nos remite al pasado colonial y no a un presente de modernidad y cambios regionales. Los protagonistas principales se dejan arrastrar por un amor que intenta romper prejuicios raciales y el determinismo geográfico representado por el calor de Piura explica el porqué de la exaltación de las pasiones y el deseo carnal. Estamos ante una novela que acoge elementos de la narrativa decimonónica, en especial del romanticismo y el realismo de orientación positivista.
 
 
Al publicarse la novela de López Albújar, ésta es calificada por la crítica como la "primera novela negrista", la "fundadora de la literatura mulata" o la "iniciadora de la literatura negra" en el Perú. En realidad, esta novela puede ser bien considerada como el punto de partida de la novelística peruana contemporánea que representa al sujeto afroperuano, al hacer de éste un personaje principal y ya no sólo uno de relleno, capaz de cuestionarse su identidad conflictiva y, además, ser víctima de los prejuicios raciales de una sociedad colonial en tránsito a una nueva república.
 
Estructuralmente, esta obra posee dieciséis capítulos y la historia contada por el narrador extradiegético- heterodiegético es por lo general lineal, a excepción de algunas anacronías y digresiones mínimas que producen una tensión acumulativa y un desenlace casi precipitado (2). El crítico Tomás G. Escajadillo (1972: 182) propone que la novela plantea el entrecruzamiento de dos tramas: una que tiene que ver con la historia amorosa entre la joven ama María de la Luz y el esclavo mulato José Manuel Sojo, y otra en la que se aprecia un alegato a favor de la libertad política de los hispanoamericanos y una denuncia del sistema de esclavitud. En todo caso, la primera aparece más elaborada y llega a un final trágico: la separación de la pareja y la muerte de José Manuel al ser lanzado a una tina hirviendo de jabón; en cambio, la segunda se percibe a través de la descripción de la hacienda de La Tina y algunas conversaciones entre los hacendados más poderosos de Piura, a propósito de una competencia musical entre "cumanderos".
 
En cuanto al espacio y el tiempo aludidos en la novela, éstos son bastante específicos. Los acontecimientos nos remiten a 1816, en que se aprecia el deterioro progresivo del sistema colonial y los albores del proceso de la independencia. Son años de conflicto y de inseguridad. El espacio descrito no es la ciudad de Lima -aunque se mencione tangencialmente-, sino la provincia, el cálido norte: Piura y sus alrededores. Se hace referencia a la hacienda La Tina, dedicada a la producción de jabón y al negocio de pieles y cueros, así como a la hacienda de Tangarará, en la que nació José Manuel. En éstas el trabajo se realiza en condiciones feudales y con ayuda del sistema esclavista que provee la mano de obra barata.
 
Matalaché es una obra que se inicia planteando que el sistema colonial basado en la esclavitud es por demás injusto: priva de la libertad a los hombres y somete voluntades. Don Baltazar Rejón de Meneses visita a su amigo don Juan Francisco Ríos de Zúñiga con la única intención de pedirle que el llamado Matalaché embarace a su esclava Rita. El favor escandaliza un tanto a don Juan Francisco, pero finalmente acepta por ser ésta la costumbre de la época, aunque después no permitirá que vuelva a ocurrir. Asimismo, en la conversación de ambos hacendados se hace referencia a las relaciones entre amos y esclavas, y que su práctica genera cruces raciales y deshonra familiar. Desde un inicio, el Leitmotiv por el cual gira la trama queda establecido: se trata, sostiene Antonio Cornejo Polar (1977: 33), de una "novela de tesis". Lo que se quiere demostrar es que el amor es capaz de derrocar las barreras raciales, en la relación entre blancos y negros, y sociales, dentro del sistema esclavista.
 
Es interesante observar que la novela alcanza información sobre la esclavitud en zonas rurales, en particular la hacienda norteña. Se menciona que un esclavo agrícola puede ser enviado a trabajar a una tahona (molino de harina), el trapiche (fábrica rudimentaria de caña de azúcar) y la tina (dedicada a la producción de jabón). Las dos primeras pueden concebirse como lugares de castigo, en los que las condiciones de trabajo son insoportables y el nivel de mortalidad elevada.
 
Para demostrar que la esclavitud es un sistema abusivo y explotador, bastan dos ejemplos. En el capítulo II, se conoce la historia de la hacienda La Tina, así como su descripción. Las fábricas de producción de jabón (o tinas) eran "lugares de reclusión y aislamiento" y "verdaderos centros de exilio". En éstas se percibe las jerarquías sociales: el amo interesado "en sacar de la máquina humana el mayor rendimiento posible", el capataz "detrás de la falange esclava azuzándola, implacable, con su ronzal" y los esclavos "al igual que las bestias" trabajando once horas alimentados con una dieta insana (3).
 
Así, La Tina es una hacienda que posee dos zonas bien definidas: al norte, la sección dedicada a los cueros con una tenería, una ramada, corrales y un molino; y al sur, la jabonería con sus enormes tinas y hornos. Al parecer, don Juan Francisco, luego del traspaso, recibe dieciocho esclavos viejos y convertidos, dos bozales sin bautizar y un mulato joven y vigoroso. A esta lista habría que agregar a la vieja nodriza Casilda, y Martina la enfermera.
 
En el capítulo V, María Luz, la hija de don Juan Francisco, quien acaba de llegar a Piura enviada por sus parientes de Lima, pronto tiene interés en conocer la hacienda. Su guía entonces será el capataz, José Manuel. El paseo se convierte en una experiencia poco agradable para la joven, ya que tiene que ver el penoso trabajo en la curtiduría y la jabonería. La descripción realista se demora en detalles a propósito de la preparación del jabón y las condiciones en que se hace esta labor. Las tinas resultan ser elementos muy significativos en la obra, porque José Manuel es lanzado a una de ellas cuando se descubre sus amoríos con María Luz, en un intento desesperado por limpiar la honra de la muchacha y el oprobio familiar.
 
Por otro lado, la esclavitud se convierte en un significante con múltiples sentidos. Antonio Cornejo Polar (1977) aprecia varias formas de esclavitud en la novela. La primera es naturalmente la de los esclavos negros. Esta es la esclavitud del hombre por el hombre, sinónimo de una "oprobiosa y eterna servidumbre" (página 68). Este sistema de sometimiento y explotación ha convertido a los esclavos en menos que humanos, que de vez en cuando soportan los grillos y el cepo. El trabajo excesivo y la continencia sexual los ha reducido a seres de "mentes primitivas" (página 88). En esta novela se señala con frecuencia la bestialidad, la "rijosidad" y el "onanismo" de los esclavos, como si fuesen marcas de su raza y condición social. La alienación del trabajo esclavista y su violencia quedan entonces al descubierto.
 
Otra forma de esclavitud es la de José Manuel. Aquí se percibe que hay dos sentidos en el uso de este término. Primero, tiene que ver con la falta de libertad: él es un esclavo sometido a la voluntad del poder español colonial representado por el amo blanco. Si bien es cierto que ha sido elevado a ocupar el puesto de capataz de la hacienda, es también degradado en cada ocasión que cumple la función de reproductor para su dueño, don Juan Francisco.Y segundo, José Manuel asume una esclavitud voluntaria cuando se enamora de María Luz y entiende que éste es un amor imposible. Incluso se lo revela a ella: "La única manera de agradecerle será seguir siendo esclavo al lado suyo" (página 135). Entonces, es un rendido esclavo al amor, en cuerpo y alma. 
 
Una tercera forma de esclavitud la apreciamos a través del personaje María Luz. En su descripción hay una insistencia por resaltar su belleza y sensualidad de "criolla ardiente". A los veinte años se ha convertido en un objeto de deseo: los varones criollos y españoles se sienten atraídos por ella, en Lima; los marineros le dirigen unas miradas que "la desnudaban con los ojos" (página 34), en su viaje por barco a Piura; y los esclavos también la observaban con lujuria, en la hacienda La Tina. Es más, el sol piurano incita su despertar sexual y alienta el deseo carnal por José Manuel con mayor intensidad. Así, María Luz siente que su alma antes compleja y libre ahora está "esclavizada por el despótico poder del amor" (página 186). Ese es un buen ejemplo para evidenciar que dentro de las relaciones interraciales que describe la novela, María Luz se muestra atraída por el otro, el esclavo mulato.
 
También vale la pena detenerse por un momento en la escena final de Matalaché. Descubiertos los amoríos entre María Luz y José Manuel, don Juan Francisco ordena arrojar al esclavo a una tina hirviendo de jabón, no sin que antes José Manuel alegue por última vez que "el esclavo es usted, don Juan, que se deja arrastrar por la soberbia, como el demonio. Así son todos los blancos" (página 256). De esta forma, el antes generoso hacendado ha sufrido una transformación "en esas veinticuatro horas aquel hombre se había deshumanizado y todo lo que fluía en él tenía tal radiación de dolor y fiereza que sobrecogía al que miraba" (página 252). Don Juan Francisco también se ha degradado cayendo en la discriminación, el prejuicio y la hostilidad hacia el otro.
 
Una última forma de esclavitud la podemos advertir en los blancos que viven en la ciudad. Este grupo lo podemos subdividir en mestizos y criollos. Los primeros "son esclavos" por su condición económica o social y los segundos, por estar sometidos al régimen colonial sin derecho a gobernarse políticamente. En opinión otra vez de José Manuel,"aunque tienen la piel más blanca que la leche y el pelo más encendido que la candela, y los ojos más azules que el añil, son esclavos, y quizá más dignos de lástima que nosotros" (página 107). En realidad, el grupo de "hombres libres" se reduce a los "godos" (o españoles) que conservan el poder en el régimen colonial.
 
En resumen, Matalaché (4) es una "novela de tesis" que intenta demostrar que frente el distanciamiento social y el color de la piel, sólo el amor puede romper dichas barreras. Asimismo, denuncia el sistema de esclavitud, al describir de forma realista pero prejuiciosa la condición de vida del esclavo negro en la hacienda colonial.
 
Notas
Debe señalarse que se publicaron antes los fragmentos "El milagro de María Luz". Amauta 14 (1928): 15-16; y "Un día solemne, una fiesta brillante y una mano perdida". Amauta 17 (1928): 39-57.
El narrador extradiegético-heterodiegético es un narrador en primer grado que cuenta la historia de la cual está ausente.Ver G. Genette (1989): 302-303.
Todas estas citas en la página 15.
 
Bibliografía citada
1. Cornejo Polar, Antonio. La novela peruana. Siete estudios. Lima: Editorial Horizonte, 1977.
2. Escajadillo, Tomás G. La narrativa de López Albújar. Lima: Conup, 1972.
3. Genette, Gerald. Figuras III. Barcelona: Editorial Lumen, 1989.
4. López Albújar, Enrique. Matalaché. Piura: El Tiempo, 1928.
 
(*) Milagros Carazas, es Docente de Literatura en la UNMSM. Ha publicado La orgía lingüística y Gregorio Martínez. Un estudio sobre Canto de sirena (1998) y Acuntilu tilu ñao. Tradición oral de Chincha (2002).
 
Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.