Luis La Hoz
"La poesía debe ser perfecta, como el amor"

Por Gonzalo Pajares Cruzado
Fuente: Peru21, Lima 17/10/06

"Di lo que tengas que decir y etcétera" es el intimidante y gutural mensaje en la contestadora del poeta Luis La Hoz. Si uno se centra en sus últimos poemarios notará que, al igual que en su contestadora, la concesión es una de sus características; incluso en las entrevistas, ese ejercicio de simulación en donde dos desconocidos conversan como amigos.
 
 
Hubo una errata en Geografía inútil que lo molestó mucho. ¿Quiere un libro perfecto porque cuida que su verso sea perfecto?
En la poesía es imperdonable un verso descuidado. El verso debe estar muy bien escrito. La poesía, como el amor, tiene que ser perfecta. 
 
¿Un poeta debe sentir sus versos?
Lo que debe generar la poesía es emoción. Luego vienen el entendimiento, la reflexión. Si un poema no te emociona, no sirve para nada. 
 
Sus versos parecen simples.
(Ríe) Son absolutamente lo contrario. Este manojo de poemas -escritos en arte menor- me ha costado muchísimas canas. Una cosa es hacerse el difícil y otra cosa es ser -como yo pretendo- claro, transparente, económico. 
 
¿Sufre creando poemas cortos o tiene el don de la concisión?
Sufro. Corrijo mucho. El trabajo del tacho de basura es maravilloso, desgastante y emocionante. Casi todos mis libros -excepto los tres últimos- están escritos en arte mayor. Extrañamente, con los años, he llegado a la 'depuración', a la condensación del lenguaje. Ojalá que esta manera de escribir no me lleve al silencio. 
 
Noto que sus versos son, además de sentimientos, ideas.
Lo son. He tratado de fotografiar la realidad interior y exterior de los lugares donde están 'ambientados'. 
 
¿En Geografía inútil hace una disección de las ciudades que visitó?
Qué sé yo. Es una 'geografía inútil' (risas). Estuve allí, vi, sentí, hice cosas. Sinceramente, no sé si el título del poemario es el correcto. Quiero decir que todos estamos, vivimos y morimos en todo sitio. 
 
Hay dos poemas dedicados a París. ¿Qué sentimientos generó en usted esa ciudad?
Mi experiencia en París fue rara. Es una ciudad divina -estuve muy entusiasmado-, pero algo no funcionó. El origen de estos poemas es mi observación, a través de una ventana, de París. Valéry -a quien nombro en un verso- decía: "La poesía es como mirar a través de una ventana. Uno escoge mirar el vidrio o lo que está fuera". Mis poemas sobre París son el producto de esta reflexión. 
 
En Texas y Washington, su mirada de Estados Unidos es terrible.
(Ríe) La es. Así es Estados Unidos. En esos poemas, sin un discurso panfletario, puedo dar mi visión crítica de lo que es Estados Unidos. Geográficamente es el país más bello del mundo, pero es el Imperio. Además, mi corazón está en la izquierda. 
 
Usted ha dicho que el amor de su vida es la poesía. ¿Más que sus hijos?
A veces pienso que sí. Porque el dolor, el placer de crear un poema no ha sido superado por el nacimiento de uno de mis hijos. Es tan intensa la sensación de ver finalizado un poema -después de tanto tiempo, de tanto trabajo- que uno se siente Dios. 
 
¿Le da más placer que el amor?
Tengo un recuerdo. Me veo a los ocho años -en Barrios Altos, donde nací- mirando cómo un rayo de sol entraba por un ventanal. Entonces decidí ser poeta. Ahora tengo 56. Nunca he tenido la más mínima duda de mi trabajo y me he dedicado toda la vida a él. Es una cosa mística. Entonces, respondo su pregunta 'tramposa': sí.
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