Walter Lingán
Entrevista a Walter Lingán Entrevista a Walter Lingán

Por Virginia Vilchez Samanez
Fuente: LibrosPeruanos.com
Lima, agosto 2009.

El destacado narrador peruano Walter Lingán, médico de profesión, radicado desde 1982 en Colonia (Alemania), nos cuenta sobre sus inicios como creador literario en Collique, Comas, junto a dirigentes sindicales y barriales, y la forma cómo, ya estando en Alemania, fue tejiendo su relación con el Perú, que según subraya, “es una relación bastante fuerte”. Respecto a los escritores peruanos, distingue dos vertientes: los que están bajo el amparo de grandes transnacionales y editoriales y aquellos que están al margen de la metrópoli, que tienen poco acceso a la prensa y a las editoriales mismas. Sobre cómo incentivar a lectura en niños y jóvenes, que a nivel personal hay diversas circunstancias que acercan a la lectura, pero a nivel estatal, considera indispensable “sentarse a planificar políticas públicas de promoción de la lectura, con la iniciativa privada”.
 
¿Cómo te inicias en la escritura? Sabemos que eres médico de profesión y ejerces la medicina en Alemania.
- El primer momento de mi inquietud hacia la literatura fue cuando leí El lobo estepario de Herman Hesse. Estaba en 3er. año de secundaria y un amigo me prestó este libro. Cuando lo terminé de leer me dio la inquietud de que yo también tenía necesidad de escribir. Antes había empezado a escribir cartas de amor pero copiadas de unos libros titulados “Hablemos de amor”, yo hacía cartas de amor para mis amigos, para sus enamoradas. Ellos creían que yo las había inventado, pero sólo copiaba los poemas en forma de cartas. Digamos que ése fue el inicio de escribir; después vino El Lobo Estepario que hay en mí. Empecé a colaborar con una revista de mi barrio, un proyecto de obreros de carácter cultural, político y sindical. Después fundamos un periódico con otros amigos, Opinión barrial, todo esto en Comas, cuando vivía en Collique.
 
¿Cuándo ocurrió eso?
- Más o menos por los años 77 o 78. Después sacamos Opinión Barrial, que duró poco tiempo, porque denunciábamos la forma como los militares nos imponían los contratos para instalar el agua, el desagüe, la luz, contratos con los cuales otra gente ganaba más dinero por “comisiones”. Nos oponíamos a eso y lo sacábamos en el periódico. Eso sirvió también para que después nos acusaran de comunistas. La gente de Sinamos nos acusó de que no queríamos el progreso del pueblo y, bueno, nos persiguieron. Nos metieron a la cárcel, requisaron nuestro periódico, que no era tan importante, solamente en el barrio, pero —claro— formaba opiniones en esos años. Yo escribía en la página cultural. Luego empecé a leer, a leer y a leer y así fui escribiendo cosas muy pequeñas que aparecieron en los periódicos mencionados. Viajé en 1982 a Alemania.
 
¿Viajaste luego de terminar la carrera?
- Terminé la carrera y después me fui para Alemania. En Alemania, ya con un poco más de tranquilidad, empiezo a sintetizar las mil y una cosas que tenía, lo que había escrito a mano en cuadernos. Así, empiezo a escribir unas cosas en la computadora y me vino la idea de enviarlas a concursos literarios. A veces ni yo mismo las enviaba sino amigos míos. Algunos en Francia otros aquí en el Perú. Y tuve la suerte de ganar algunos de esos concursos y con esos pequeños éxitos se fueron acumulando los deseos vanidosos de publicar, de hacerme conocido como escritor. Así empezó todo y reuní las cosas en el primer libro que es La danza de la Viuda Negra.
 
¿Ése fue tu primer libro?
- Sí. Intenté publicarlo en el Perú pero algunos editores me dijeron que no tenían ni tiempo para leerlo, que si quería editar mi libro con él debería esperar dos años, me dijo uno de los editores; otros ni me contestaban. Deseaba publicar, pero la actitud de los editores me desanimaba, sin embargo seguí escribiendo y así nace la novela Por un puñito de sal, que es la historia de la madre de un amigo. Entonces ese amigo fue quien hizo todas las gestiones para publicarla a través de la derrama magisterial. Fue así que se publicó en 1993, uno de los últimos libros que escribí. Después se vino El lado oscuro de Magdalena, que fue publicado en 1996, en Trujillo. También, por intermedio de este amigo, y trata de la época de Fujimori, de la violencia, la política pero en base a la mitología aguaruna, centrada en Bagua, Utcubamba. Luego aparece el libro Los tocadores de la apocalipsis, un libro de cuentos que se publicó en España, cuentos de la migración, de los muchachos que tocan música en las calles de Europa. Después, por fin en 2001 se publica el primer libro que escribí La danza de la viuda negra, y se hizo con apoyo de la municipalidad de Comas. Luego un libro de cuentos, bilingüe, alemán-español, publicado en Alemania con el título Oigo bajo tu piel el humo de la locomotora / Ich höre unter deinem Fuß den Rauch der Lokomotive (2005). Luego aparece la reedición de La danza de la Viuda Negra en 2008 y ahora estos dos últimos libros: La ingeniosa muerte de Malena (cuentos) y Un pez en el ojo de la noche (novela).
 
Tu tema sigue siendo el Perú. Nunca te has desligado del país pese a que vives afuera ya treinta años.
- Sí. Como yo digo, mi relación con el Perú es como un matrimonio católico, nos podremos separar pero nunca podremos divorciarnos. En primer lugar por mi compromiso político de los años setenta; luego, mi ligazón a la política que desarrolló la Izquierda Unida en los años ochenta. Eso me ha mantenido unido al Perú, ese compromiso por la justicia social, la paz, la solidaridad, los derechos humanos. Eso se siente también en los libros. Casi en todos mis libros describo la relación cultural y política Alemania-Perú y más en el último libro, Un pez en el ojo de la noche, donde abiertamente hablo sobre la problemática de Alemania luego de la reunificación y los problemas del Perú a través de sueños, de recuerdos de los últimos años. Esa es la historia de la última novela.
 
En Alemania, ¿hay facilidades para que un escritor foráneo se dé a conocer?
- Publicar tanto allá como aquí es difícil, hay que estar siempre ligados a ciertos sectores que tienen el poder de publicar, hay que tener amigos que te introduzcan en ese mundo. Si no tienes amigos en ese mundo no vas a poder publicar así seas bueno, así lo que escribas sea lo mejor; si no tienes un padrino que te presente en una editorial o en una institución cultural que difunda tu obra es imposible, y mucho más en el Perú y peor ahora que estoy fuera del país. Ni el haber ganado concursos como el de Caretas, otros en España, en Francia, en Alemania, ni eso me permite la apertura a una editorial, ni peruana ni europea. Por eso siempre hay que tener amigos. Estoy seguro que casi ningún crítico se ocupará de mis libros.
 
¿Sigues de cerca el proceso de la literatura en el Perú? ¿Cómo lo ves?
- Creo que hay dos vertientes en la literatura peruana: por un lado están los escritores bajo los favores de las grandes transnacionales, editoriales como Planeta, Norma, Alfaguara y otros; por otro lado están los autores que poco pueden meter sus trabajos en esas editoriales, son los escritores que están en provincias o están al margen de la metrópoli que es Lima. Están los escritores mediáticos, los escritores que han logrado ganar concursos en Europa pero con una literatura que no necesariamente es la mejor, convincentemente representativa de lo que es el acontecer nacional, una mirada diferente, indudablemente válida, una mirada que ellos tienen de la problemática y la literatura nacionales que yo no descalifico, es la decisión de cada autor, están en su derecho y está bien. Por ejemplo, he leído a Iván Thays, su último libro que ha sido publicado en España, finalista de Herralde, pero para mí no es uno de sus mejores libros. Está bien escrito, lo he leído de un tirón, tal vez sea el mérito de escribir para esta nueva situación del mundo de leer rápido, de entretenerse un poco con la lectura y no está interesado en reflexionar sobre la problemática del mundo. En cambio, sus libros primeros, me parece, tienen un trabajo literario importantísimo que le ha ganado un sitial en la literatura peruana. Igual me sucede con Santiago Roncagliolo. Sus libros son entretenidos y escritos para el gusto de los europeos, para ganar dinero, como él mismo ha declarado. Las editoriales europeas tienen otra visión de lo que quiere publicar, de lo que quiere comercializar y eso lo presentan como la representación de lo mejor de la literatura latinoamericana. Escribir así, desde mi punto de vista, sería deshonesto para mí. Mi compromiso es otro, no depende del género o la tendencia, sino de mis convicciones. Esa es mi posición.
 
¿Dónde te enmarcas?
- No me gusta encasillarme ni que me enmarquen, puedo decir que escribo para romper todos los marcos y las casillas. Me solidarizo si con los escritores que están aquí marginados, que tienen poco acceso a la prensa, a las editoriales mismas. Además soy doblemente marginado por no estar en el Perú y no participar en la vida literaria de nuestro país. Por otro lado, también se entiende que las editoriales no pueden publicar todo lo que se produce en el Perú. Ni los críticos pueden ocuparse de todo lo que se publica. Además no todo lo que se publica es bueno, mayormente es malo, y eso sucede pues los autores pagan para que se les publique. Después de la caída de Fujimori he notado una generosa explosión de cultura, de literatura, de revistas, de blogs culturales.
 
¿Cuál es la problemática de las editoriales en Alemania? El desarrollo de la industria gráfica ha facilitado la edición de libros y hecho posible que el escritor financie la edición de sus libros. ¿Cómo es allá?
- Allá también hay la combinación de ambas, es decir la autopublicación a través de algunos sellos editoriales un poco marginales y que prestan el sello para editar, y es el mismo autor quien edita y difunde. Pero hay mucho más, pesa mucho más que aquí la editorial que busca autores, la que apuesta por los autores. Hay diversos intereses. Hay editoriales que se especializan en diferentes tipo de autores y literatura, las editoriales especializadas en la novela negra por ejemplo, o las de terror, pesa mucho más la literatura light para entretenerse, para reírse un poco, un poco para desestresarse de una sociedad exigente en todos los aspectos. Hay mucha literatura, también, escrita por personas llamadas prominentes, es decir que han destacado en la televisión, en algún deporte o en alguna área de la diversión. Son los que más se venden. Günter Grass, por contraste, es más leído en el extranjero que en Alemania. Lo leen poco porque creen que es muy difícil leerlo y eso me consta. He preguntado a colegas y amigos: “¿has leído el último libro de GG”; me dicen “no, yo no he leído nunca eso, es muy difícil, literatura política ¿no?” No sé si ese sea el caso con Vargas Llosa aquí, donde creo que lo lee mucha más gente. En Alemania hay editoriales especializadas en los autores del boom como Bryce Echenique, Vargas Llosa, Carlos Fuentes y todos los demás. Hay una editorial que se encarga de publicar estos libros en alemán, pero ese tipo de libros traducidos de autores latinoamericanos llega sólo a los sectores especializados, a los críticos, a los estudiantes, a las universidades, a las bibliotecas; a nivel público se vende poco. Fuera de los ámbitos universitarios nadie conoce a Vargas Llosa.
 
- Hablemos un poco sobre la educación en los niveles primario y secundario, sobre la promoción de la lectura. 
- Hay dificultades en eso. Que, como se piensa, en un país del primer mundo la educación debería ser lo mejor que hay, esa es una verdad a medias. Sin duda es mucho más rigurosa. Los chicos leen más sobre autores establecidos. Lo poco que leen en las escuelas es mucho más serio de lo que se lee en el Perú. Hay un análisis del texto, de recapacitación, de reflexión de los autores, totalmente diferente de lo que se hace aquí. Aquí se mencionan autores por mencionar. A veces ni el mismo maestro lee el libro que está recomendando a sus alumnos. En ese aspecto Europa es cualitativamente superior. Pero eso no quiere decir que a los alumnos les enseñen un método para leer, para interesarse por la lectura. Pienso que eso es más que todo por la misma metodología de la enseñanza que es prácticamente coactiva, no hay una metodología para animar, para enseñar a leer a los jóvenes. Aquí en el Perú, en cambio, ni siquiera el estado está presente, esa es la diferencia.
 
- Parece que a nivel general hay un desinterés por la lectura.
- Hay una serie de factores. Yo viví otra etapa, no había Internet. Ahora yo recurro mucho a Internet, para leer, para buscar qué cosas nuevas hay, cuál es la política a nivel mundial, qué están escribiendo los nuevos autores; los blogs literarios, los veo, los leo. Los chicos tal vez no están orientados dentro de este nuevo mundo informativo. Su interés es otro, no es la lectura como fin, y el mundo ha cambiado en relación a hace diez, quince años. En mi niñez y durante mi juventud sólo había una radio en casa y por eso me entretenía leyendo los periódicos que llegaban a casa.
 
- ¿Cómo te motivaste para leer de niño?
- Pienso que cuando uno quiere leer lo hace al margen de todo eso. En mi caso, provengo de una familia de origen campesino que vino a la ciudad. En mi casa no había libros, ni televisión. Lo único que recuerdo, cuando vivíamos en el norte del país, es que recibíamos el periódico El Tiempo, que incluso llegaba con dos o tres días de retraso. Yo lo leía de comienzo a fin, con deportes y todo; me sentaba y allí estaba leyendo todo el periódico, cosa que no hacían mis amigos que vivían en el mismo barrio. Hay varias circunstancias que nos acercan a la lectura, un tanto a nivel personal, íntimo. Pero, ¿cómo incentivar a los niños y jóvenes? Habría que sentarse a planificar políticas estatales, de cultura, de lectura, con la iniciativa privada, incluso con los mismos creadores de Internet, que dediquen espacio a orientar a la juventud, incluyendo a los adultos.
 
 
Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.