Miguel Gutiérrez
"En literatura no existen las propiedades privadas"

Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 10/12/04

El Edén era el hotel más barato de Piura y allí se refugiaban las putas de ganga. Por eso, a pesar de ser menos que modesto, se convirtió en el paraíso de los pobres, de aquellos parroquianos que pagaban el amor con un sencillo. El escritor piurano Miguel Gutiérrez Correa guarda la imagen de este hotel porque su primera novela, El viejo saurio se retira, se iba a llamar inicialmente En el Edén está la dicha.
 
"Pero después me quedé con Ejercicios espirituales, nombre que no le gustó al editor Carlos Milla Batres y me vi obligado a buscar otro título", afirma el escritor en su casa. 
 
Milla Batres le había enviado un listado de títulos, pero ninguno le gustó y tuvo que buscar otro nombre, con el que se llegó a publicar.
 
El viejo saurio se retira ha regresado. Acaba de ser reeditada 35 años después, según Gutiérrez Correa, por la voluntad cariñosa de sus amigos y compañeros de promoción de su colegio, liderados por Teódulo Quesada. 
 
El viejo sauro... narra las aventuras, en realidad la rebelión, de cuatro colegiales que no soportan más sermones, prohibiciones y reprimendas del padre Gaspercha.
 
 
-Reeditada por el cariño de amigos. ¿También por méritos literarios? 
-Antes de aceptar el contrato de los amigos, empecé a releerla con el temor de que no me gustara, pero, a pesar de las probables debilidades, el libro se sostiene.
 
Si bien Miguel Gutiérrez nunca ha dado respuesta sobre el significado del título, el crítico piurano Sigifredo Burneo sostiene que el "viejo saurio" es la metáfora de la sociedad piurana, la de los terratenientes que empiezan a sentir la crisis y los cambios de las nuevas generaciones y tiempos nuevos. Velasco les dio la estocada mortal.
 
-Cuando apareció en 1969, el saurio fue apaleado por la crítica.
-Siempre he creído que este libro -como mis otros libros- se leyó con mucho prejuicio. 
 
-Se dijo que estaba marcada por influencias, entre otras, de La casa verde.
-Eso se dijo, pero también se ha dicho que mi novela era una respuesta marxista a la visión que se ofrece de Piura en la novela de Vargas Llosa. Pero no, esta novela se acerca a mi adolescencia, la empecé a escribir cuando trabajaba en una comunidad, en Huancayo, en 1964. Por otro lado, en literatura la experiencia vital es importante, pero más importante son los libros que lees. En esos años, que había estudiado en colegio internado, había leído Retrato del artista adolescente, Luz de agosto, Los ríos profundos, Los inocentes, La ciudad y los perros, novelas que literalmente devoré, me entrenaron para escribir El viejo saurio
 
-¿Por qué no es una respuesta ideológica a La casa verde
-En 1964 ya había escrito el 90% de esta novela y hasta entonces solo había picoteado cosas del marxismo. Me dediqué a estudiarlo un año después, cuando el libro estaba propiamente hecho. 
 
-Miguel Oviedo afirmaba que habías reescrito una novela escrita por Vargas Llosa, La casa verde.
-Esa opinión me pareció muy reducida porque no hay propiedades privadas en literatura. En literatura los temas gravitan. Además, mi novela trata sobre mi propia realidad, el mundo de los jóvenes, y no sobre un prostíbulo.
 
-¿La rebeldía de tus personajes fueron también tuyas?
-Yo partí de un suceso más o menos real. Cuatro muchachos decidimos rebelamos contra la disciplina clerical, contra la concepción del mundo inspirado por el catolicismo, donde existía la culpa, el castigo, la muerte. Esa rebelión se extendió al cuestionamiento de la familia y el orden en la región. Estábamos cansados de ese sentimiento de vida con sabor a muerte, sobre todo de la alianza de los terratenientes con el catolicismo.
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