El politólogo español, Juan Martín Sánchez, ha publicado dos libros sumamente importantes sobre nuestro país en México y España. Uno es su tesis de doctorado titulado La revolución peruana: teoría y práctica política de un gobierno militar, 1968-1975 (CSIC, la Universidad de Sevilla y la Diputación de Sevilla, Sevilla, 2002), y el otro su tesis de maestría, Perú, 28 de Julio: discurso y acción política el día de Fiestas Patrias, 1969-1999 (Instituto Mora de México y la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla, 2002). Dado que ninguno está accesible para el público masivo peruano, pues no se encuentran en nuestras librerías, me permito ofrecer algunos comentarios sobre ellos, pues considero que son importantes para incrementar la literatura política peruana.

 

 

La experiencia política del velasquismo

 

El libro sobre la experiencia del reformismo militar dirigido por Juan Velasco Alvarado (1968-1975) es sumamente importante, pues en él Martín Sánchez revela un conocimiento profundo de la literatura sobre dicho gobierno que, aun cuando frustrado, constituyó un momento de ruptura en nuestra vida política: representó el entierro de la oligarquía, socavando sus bases económicas de poder y despojándola de los resortes de dominación que había controlado prácticamente desde fines del siglo XIX, cuando Nicolás de Piérola derrocó al general Andrés Avelino Cáceres en las montoneras de 1894-1895.

 

La mirada que echa Martín Sánchez es amplia y perspicaz, y constituye un aporte central, pues se focaliza en la arena política de lo que fue el velasquismo. Es decir, a diferencia de muchos otros estudios que se han escrito sobre esta etapa, en los que casi de manera automática se pasa al terreno social y al significado del reformismo militar en las arenas de la sociedad y la cultura, nuestro autor devela y revela los juegos del poder, las instancias institucionales que le proporcionan el terreno, los grupos de poder que se coaligan o colisionan y los resultados -benéficos o adversos- que tienen para ellos. También ocupan un lugar importante los grupos de intelectuales que están detrás del discurso velasquista y que le proveyeron de una densidad ideológica pocas veces vista en los gobiernos peruanos, sean de uno u otro signo ideológico.

 

El texto adquiere mayor significación gracias al uso de fuentes primarias directamente recabadas, pues Martín Sánchez ha enriquecido su investigación con una serie de entrevistas realizadas a muchos de los personajes directamente involucrados en esta etapa de nuestra historia política. Estas, unidas a la impresionante bibliografía utilizada -nacional y extranjera-, ayudan a conformar una explicación sugerente y, de alguna manera, revisionista sobre el velasquismo.

 

 

Los discursos presidenciales: 1969-1999

 

En su otro libro, Martín Sánchez hace un desmenuzado balance de los discursos que desde el propio velasquismo hasta el fujimorismo han realizado los presidentes peruanos todos los 28 de julio, día de celebración de la independencia nacional, por lo tanto, un momento simbólico en donde se expresa la unidad ideal de todos los ciudadanos. Se trata de cinco presidentes (Velasco Alvarado, Morales Bermúdez, Belaúnde Terry, García Pérez y Fujimori Fujimori) y de 21 discursos que han sido prolijamente analizados por el autor.

 

Precede al estudio de los discursos presidenciales un capítulo enterado y muy sofisticado teóricamente acerca de las diferentes corrientes de análisis de discurso, que ilumina y centra todo el balance ulterior. Sin embargo, su escritura, muy densa, oscurece por momentos su comprensión. Pero en el fondo, lo que ha tratado el autor es de proporcionar un nuevo vector al análisis político.

 

Con el transcurso de la lectura del análisis que hace Martín Sánchez de los discursos presidenciales, uno comprueba cómo, desde el velasquismo hasta el fujimorismo, estos han ido bajando paulatinamente en su tonalidad ideológica. En efecto, los discursos velasquistas tenían un denso soporte ideológico, pues había una concepción de sociedad, de los cambios -revolucionarios o no, eso es materia de otra discusión- que se debían realizar, de la ubicación que debía ostentar nuestro país en el concierto internacional -no alineado, por ejemplo-, y de una proyección hacia el futuro del tipo de sociedad que se debía construir.

 

Con el gobierno de la "segunda fase", liderado por Morales Bermúdez, el tono de los discursos decae, convirtiéndose en una amalgama amorfa entre la justificación del golpe interno de las Fuerzas Armadas, las medidas tecno-burocráticas que debían adoptarse y la justificación del traspaso del gobierno a los civiles mediante elecciones. Es el tiempo de los ajustes económicos, los llamados "paquetazos", y la represión contra el movimiento trabajador.

 

Los discursos de la década de los ochenta son desiguales. Primero, Belaúnde Terry, en los que se nota el decaimiento evidente de una postura ideológica, pues su propio partido no se caracterizaba por tener un ideario sólido, un programa sumamente elaborado, por lo cual era motivo de escarnio y confrontación, especialmente por parte del Partido Aprista y también por los partidos de la llamada nueva izquierda, quienes se ufanaban de ser partidos sólidamente programáticos.

 

Los discursos del gobierno del Partido Aprista estaban marcados por reminiscencias ideológicas de los momentos fundaciones de esta agrupación política y nacionalismo, que al mismo tiempo querían adquirir un matiz contemporáneo, acorde con los tiempos. No obstante, tuvieron un trasfondo ideológico superior al de su predecesor, el gobierno de Acción Popular. El fracaso del gobierno aprista (más otros acontecimientos fundamentales como la violencia subversiva, la híper-inflación, la corrosión social) se reflejó en los propios discursos presidenciales, con lo cual el público que estaba dispuesto a escucharlos y recibirlos se fue alejando del interés por la vida política, lo que preparó el terreno social para la legitimidad (pasiva) del gobierno fujimorista.

 

Los discursos presidenciales del gobierno de Fujimori fueron la expresión exacerbada de los discursos absolutamente grises, carentes de toda base programática, lleno de propuestas técnicas. El desgaste de los grandes discursos se expresa también en la duración de los mismos. Mientras los discursos del velasquismo podían durar tres horas, los del fujimorismo apenas llegaban a los 30 minutos en algunos casos. Esto revela también, al lado de un público incrédulo por estos discursos, la escasa voluntad de un gobierno por legitimarse socialmente, pues no necesitaba del apoyo movilizado de la ciudadanía, prefería, para mantenerse, de su apatía o, en otras palabras, de su despolitización.

 

El seguimiento de los discursos presidenciales pronunciados cada 28 de julio nos permite entender los cambios sociales y políticos más amplios, pues los expresa y condensa en una fecha simbólica. Juan Martín Sánchez ha abierto una nueva puerta de análisis, pues generalmente se han analizado los discursos del contra o del anti-poder, pero no los enunciados por el poder mismo. Esta es otra de sus virtudes.

 

 

Tres décadas de cambios y retrocesos

 

Desde el gobierno de Velasco hasta fines del fujimorismo han transcurrido 32 años, y han estado marcados por cambios sustantivos en el Perú. Ambos libros comentados nos permiten preguntarnos si las modificaciones ocurridas nos han servido para avanzar o si, por el contrario, hemos obstruido los caminos del desarrollo y del progreso.

 

Estos libros incrementan con hipótesis creativas y perspectivas de análisis novedosas la ciencia política en el Perú, la cual está aún, como sabemos, lejos de encontrar su consolidación. Si bien no están al alcance de un público amplio, esperemos que, al menos, sean objeto de lectura y debate en las aulas universitarias, también, muchas veces, lejanas de la lectura y del debate.