Osmar Gonzales Alvarado
Saludos a Bibliodocencia Saludos a Bibliodocencia

Por Osmar Gonzales Alvarado
Fuente: Lima, Octubre 2006

Con perseverancia y puntualidad muy poco representativas de nuestra identidad nacional, un grupo de bibliotecólogos (compuesto por Fortunato Contreras, Julio Olaya, Jorge Peña, Hugo Álvarez, Jorge Pereda, y otros), viene publicando, con su propio esfuerzo y sin ningún apoyo institucional, una revista especializada en temas bibliotecológicos sumamente atractiva: Bibliodocencia.
 
La pertinencia de Bibliodocencia es mayor si tomamos en cuenta el paisaje casi desolador en cuanto a publicaciones bibliotecológicas propiamente dichas. Existe un gran vacío que es preciso empezar a llenar para poder adecuar las bibliotecas y unidades de información a los retos que la sociedad actual impone. Otras revistas como Infobib (impulsada desde la Universidad de San Marcos por el mismo grupo que edita Bibliodocencia), Fénix (de la propia Biblioteca Nacional del Perú) y Debates en Bibliotecología (de la Pontificia Universidad Católica del Perú) salen, por distintas razones, de manera espaciada y hasta irregular, sea por falta de presupuesto, carencia de artículos o insuficiente apoyo institucional.
 
La poca continuidad de este tipo de publicaciones es el mayor impedimento para constituir un espacio de intercambio de ideas que siempre enriquece nuestras miradas y ayuda a combatir prejuicios o prenociones arraigadas. Lamentablemente, esta carencia es fácilmente detectable en muchas disciplinas en nuestro país, y responde a la frágil constitución del campo académico e intelectual. En el combate a esta situación de aplastamiento y desencanto por el debate de ideas el grupo que anima Bibliodocencia está marcando un derrotero. Lo curioso es que hasta el momento no haya habido un reconocimiento explícito a la loable tarea que está desarrollando dicho grupo, pues no solo edita la revista Bibliodocencia sino que acompañan a su labor la edición de libros productos de investigaciones realizados por sus propios integrantes. Además, organiza cursos de capacitación, seminarios, debates. Para coronar el esfuerzo de este grupo, Bibliodocencia ya es también una ONG, lo que permitirá a sus integrantes ampliar sus acciones.
 
La madurez que ha ido alcanzando a lo largo del tiempo Bibliodocencia se percibe desde el formato mismo, volviendo más elegante su presentación, incrementando su número de páginas, consolidando su equipo de colaboradores, ampliando sus temáticas y abriendo sus preocupaciones a temas más diversos.
 
En efecto, los temas tratados en los catorce números de Bibliodocencia son sumamente variados: la sociedad de la información, el Sistema Nacional de Bibliotecas, las bibliotecas digitales, las nuevas tecnologías, las bibliotecas escolares, las bibliotecas universitarias, la biblioterapia, y muchos más. Incluso, cuentan con colaboraciones desde el extranjero que, sin lugar a dudas, enriquecen sus páginas y contenido.
 
Uno de los aspectos más gratificantes es que se ofrecen propuestas o avances de investigación acerca de diferentes aspectos relacionados con la bibliotecología y el quehacer bibliotecológico. Esto es especialmente relevante, pues sabemos que la investigación en la bibliotecología en nuestro país no está muy desarrollada, aunque esta falencia no es característica exclusiva de la bibliotecología. En términos generales, la investigación en el Perú está muy poco desarrollada, salvo algunas pocas disciplinas, lo que nos remite nuevamente a la fragilidad institucional del mundo académico e intelectual. Mientras no existan instituciones sólidas y que tengan como objetivo fundamental generar nuevo conocimiento será muy difícil superar la inercia intelectual que tiñe el panorama peruano.
 
Intentando un balance general de Bibliodocencia, solo diré que ha producido un terreno propicio para hacer visible la presencia de la bibliotecología y, desde él, conformar un escenario favorable a la discusión de ideas. Lamentablemente, como ya señalé, y este es otro rasgo de nuestra realidad académica, no ha obtenido la respuesta que el esfuerzo amerita. La fortaleza de nuestra ciudadanía se debe medir, entre otros aspectos, por la discusión argumentada que produce, pero esta sigue estando ausente en nuestra vida nacional, y preferimos el fulgor efímero de las noticias escandalosas que nos divierten en el momento pero que no nos estimulan a pensar en el largo plazo.
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