Jeremías Gamboa
El arte de la fuga El arte de la fuga

Por Ezio Neyra Magagna
Fuente: El Dominical. Suplemento de El Comercio, Lima 01/09/07
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-09-01/imecdominical0778546.html

Punto de Fuga es el primer libro de cuentos de Jeremías Gamboa, un conjunto de ocho relatos en el que un grupo de intensos personajes viven experiencias en espacios de la ciudad que les resultan ajenos.

Si bien los personajes de tu libro aparecen en constante movilización social, o cultural, casi siempre ascendente, éstos terminan por estar en un espacio indefinido, en un no lugar, si se quiere, en donde las sensibilidades y los afectos problemáticos muchas veces son consecuencia de ese movimiento.
-Se trata acaso de zonas en donde los diferentes espacios se entrecruzan. Creo que mis cuentos ocurren en ese espacio de contacto. Como en La conquista del mundo, en donde la narración comienza en El Bosque, una urbanización que queda en el Km. 5.5 de la Carretera Central, y termina en Miraflores. Ambos polos recorridos por los mismos personajes.

O movimientos inversos, como en Tierra prometida, que empieza en el óvalo Gutiérrez y termina en una casa de citas en Comas. Como si las acciones de tus cuentos sucedieran en la fricción de esos diversos espacios sociales.
-Tengo la esperanza de que en las interacciones más cotidianas y humanas que se dan en esas zonas puedan encontrarse ciertas sensibilidades contemporáneas de la ciudad. Yo sentía que quería escribir o narrar el movimiento. Pero no sabía cómo. Hay representaciones como las de Vargas Llosa, en donde los personajes están claramente adscritos a espacios sociales que los determinan. Lo que hace que convivan en un mismo plano de la realidad es el engranaje total de la novela. También hay modelos de representación como los de Ribeyro o Loayza, en donde normalmente los personajes actúan en microcosmos más cerrados.

¿Encontrabas que esos modelos ya no respondían a la ciudad que tú querías narrar?
-Quizá por mi propia experiencia vital, o quizá por mi quehacer periodístico, que me sometió a la observación de diversos espacios sociales, es que he intentado que los cuentos de Punto de fuga sucedan en las zonas de contacto entre espacios normalmente segmentados.

¿Estarías de acuerdo en considerar a tu libro como uno de denuncia social, que pone al descubierto las barreras existentes entre las diversas clases sociales?
-No lo creo. Más bien, creo que lo que más me costó mientras escribía Punto de fuga fue dejar atrás la agenda social para dar paso a una preocupación más general, en la que la perspectiva de personajes humildes reflejara sensibilidades más universales. Ahora bien, de todos modos hay cierto pesimismo; al fin y al cabo tú has dicho que se quedan en un no lugar. Por ejemplo, en el cuento El edificio de la calle Los Pinos, el "ascenso social" del protagonista sucede cuando pasa de vivir del Rímac a Miraflores, pero lo hace en condiciones muy extrañas, en un inmueble de pánico. ¿Por qué decide vivir ahí? Quizá lo más complicado de escribir estos cuentos haya sido lograr que lo miserable y lo esperpéntico que hay en el libro sea comunicable y universal.

En varios de tus cuentos aparecen símbolos de estatus, como vivir en Miraflores o tener un departamento con vista al mar.
-Siento que hay algunos símbolos, como lo es el mar en Lima, que representan la percepción de "arribo" a una clase social superior. Pero el mar representaba para mí la visión de un cuadro inacabable, con un punto de fuga, un lugar al que huir, al que escapar. Puede ser un símbolo de status pero también una especie de abismo, de escapatoria.

Quizá también se trate de la narración de tu propia experiencia social.
-Siempre me ha parecido que hay historias que al escritor le revelan aspectos sobre su propia existencia, sobre su condición, sobre sus propios problemas. Mis personajes siempre se están preguntando si verdaderamente pertenecen a un lugar específico, si este los acoge, si están dentro de él.

En tu libro pueden encontrarse varias referencias a las artes plásticas. ¿De qué manera se dio esta comunicación entre literatura y arte?
-Mi acercamiento a los procesos de creación ha sido a través de artistas plásticos. He estado en varios talleres de pintores o instaladores que me han hablado de sus procesos creativos; de manera que muchas veces concibo mi trabajo de escritor en términos de un proceso pictórico.

¿Cómo sucede en la práctica?
-A veces me imagino el espacio del texto como un soporte visual. Un poco como el action painting, en donde los primeros trazos son muy liberados y caóticos, para luego dar paso a la corrección y al delineado. Empiezo con magmas que trabajo en un primer impulso porque siento que en un primer momento, en la escritura brutal, si se quiere, se conserva la primera urgencia.
 

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