Fransiles Gallardo
La ingeniería y los ingenieros La ingeniería y los ingenieros

Por Fransiles Gallardo
Fuente: Abril 2009

La neblina ha llegado por los alrededores del Parque de Miraflores y en el Haití, rodeado de los periódicos de este sábado otoñal está el ingeniero Héctor Gallegos Vargas, ex decano del Colegio de Ingenieros de Perú y brillante maestro universitario, sorbiendo un café Express.

Nos abrazamos y pido un cortadito, para mí.

- Ahí tienes mi libro- me dice sonriente. Miro el grosor y su pasta verde. En letras negras grandes, se lee “La Ingeniería, Héctor Gallegos”. Lo ojeo; son cerca de quinientas páginas para leer y disfrutar.

- Es curioso -me dice a manera de explicación- pero casi todas las personas creen que Ingeniería viene de Ingenio o Ingenioso. Estas palabras provienen del latín in generare que significa crear; por tanto, en la antigüedad y el medioevo la persona que creaba, diseñaba o fabricaba obras de defensa o de ataque y máquinas de guerra era conocido como ingeniator o ingeniero y era un soldado que peleaba codo a codo con la infantería de su país; pero en épocas de paz, este mismo ingeniero construía fortificaciones para la defensa de las ciudades.

El café me reanima, le pregunto sobre sus demás libros y sus próximos proyectos intelectuales y editoriales. Las custers siguen raudas por la avenida y las mesas vecinas del Haití, se siguen llenando.

Entre otras cosas me cuenta que en 1768, el constructor de puentes, puertos y fabricante de máquinas el británico John Smeaton; fue el primer hombre que se autodenominó Ingeniero Civil para diferenciarse del Ingeniero Militar haciendo saber, que se dedicaba a diseñar y construir solo obras de paz.

- Héctor, hermano -le digo- ¿qué es entonces la ingeniería, cuál es su definición más cercana a la realidad?

Se alisa con los dedos su entrecana barba y su alborotada cabellera gris, y como quien dicta una clase magistral, solemne, me dice:

- Libre desde la desobediencia bíblica, el ser humano tiene una misión ineludible: dominar la naturaleza para cuidarla, enriquecerla y ponerla a su servicio. Ahí entramos a tallar nosotros, los ingenieros. La ingeniería se apoya en las matemáticas y las ciencias naturales; luego en las ciencias de su especialidad: no hay ingeniería sin esas bases, querido amigo.

- En 1818 -continúa con su alocución- en una cafetería como esta, la Kendal en Londres, Henry Palmer dijo que el ingeniero es un mediador entre el filósofo y el artesano; es decir como un interprete entre dos extranjeros que debe saber ineludiblemente el idioma de ambos; de ahí la absoluta necesidad que el ingeniero posea experiencia práctica y conocimientos teóricos y si la ciencia surgió de la filosofía; la ingeniería lo hizo de las artesanía y las técnicas.
Doy vueltas de vueltas con la cucharilla al café de mi taza formando un remolino.

- Te pregunto algo- me dice sonriente- la llegada del primer astronauta a la luna ¿fue un logro científico o de la ingeniería?.

- Sospecho Héctor que de ambos- le contesto, no muy seguro.

- Fue una maravillosa y diestra obra de ingeniería – me contesta convincente- La ingeniería no es ciencia y el ingeniero no es un científico. La labor del científico es descubrir la verdad investigando; la del tecnólogo es aplicar la ciencia y la del ingeniero es producir de manera práctica, objetos exitosos que transformen y protejan a naturaleza. Los ingenieros pusimos a ese hombre en la Luna.

No lo interrumpo.

- Te pongo un ejemplo –me dice abriendo sus manos- Una lata de cerveza. Compromete a los inventores que tienen que usar ciencia y tecnología para su funcionamiento; pero la fabricación, llenado, embalaje y transporte; todo eso es ingeniería.

- Es más –continúa- la ingeniería y los ingenieros somos los autores y actores irremplazables del desarrollo material de la humanidad. Para nosotros los ingenieros el desarrollo no es un mito, tampoco un conjunto de indicadores positivos crecientes; sino una tarea diaria. Ya lo dijo Thomas Jefferson, fundador de los Estados Unidos de América y su tercer presidente: La ingeniería es nuestra salvación política; ella mejorará nuestra agricultura, acelerará el progreso de nuestra navegación interna, nos hará volver a las virtudes de la frugalidad y el trabajo que son los más potentes antídotos contra el vicio, y nos hará verdaderamente libres de la tiranía extranjera.

- No será Héctor que Jefferson está hablando al Perú de todos los tiempos.

Mira su reloj y recogiendo su periódico me dice que tiene un compromiso que cumplir.

Nos abrazamos y palmeándome el hombro se marcha, con la promesa de volvernos a reunir y conversar.

Pido otro café cortado y emocionado, cuelo mis lentes entre las páginas y la filosofía que el Ingeniero Héctor Gallegos derrama en las líneas y páginas de este libro La Ingeniería, el que debería ser de uso obligado para todos los estudiantes de Ingeniería de los primeros ciclos para que sepan como es la cosa y la ingeniería.
 

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