Jorge Eslava
Hacedor de fantasías Hacedor de fantasías

Por Nilton Torres
Fuente: Domingo, La República, Lima 17/06/07
http://www.larepublica.com.pe/content/view/162340/

Sus historias se cuentan en las escuelas de Lima. Los chicos saben de sus personajes y de sus aventuras por las narraciones que este escritor sanmarquino empezó a publicar hace más de diez años. Jorge Eslava cree firmemente que la literatura, como el cine o la música, es capaz de contagiar valores humanos. Y esta experiencia creativa puede ser aún más enriquecedora si lo que se busca es la atención de quienes recién empiezan a leer.

Cada tarde la habitación de los hermanos Eslava se transformaba en un inmenso océano en el que los piratas de dos galeones se enfrentaban para determinar quién tenía la supremacía en aquellas aguas infestadas de tiburones. La batalla era cruenta y no había misericordia entre aquellos bucaneros de poco más de un metro de estatura, que sólo detenían el enfrentamiento cuando caían en la cuenta que su bravura, era del mismo tamaño que su piconería. En ese momento el mar desaparecía y los galeones volvían a su apariencia original, es decir, dos camarotes con las sábanas revueltas, y media docena de chiquillos reclamando cada quien ser el único y mejor pirata del océano. De esos hermanos, el que resultó al final ser el verdadero pirata fue el mayor de los varones, quien ya siendo padre, profesor universitario y poeta consagrado, se vio surcando los siete mares con el Viejo Loro sobre su hombro.

El Capitán Centella es el álter ego que Jorge Eslava creó para perpetuar su juego de niño, pero ese pirata pata de palo es sólo uno de los personajes que pueblan el universo literario de este poeta, que alguna vez aspiró a alcanzar la categoría de maldito, y que hace diez años descubrió que a pesar de su compromiso con la poesía, también podía ser gracioso y espontáneo. A punto de cumplir 54 años, no tiene reparos en decir que va por la vida meciendo a la madurez. Y así lo confiesa en la contratapa de Los cascabeles mágicos, su último libro, el número 16 que escribe para niños, y que cuenta una historia de héroes, animales de circo y gigantes malvados. Eslava dice que escribir para chicos le ha dado una relación vital con la literatura. "Descubrí que es posible escribir y divertirse, sin que eso quiera decir que no te esfuerces o no seas honesto. Ahora me animo a decir cosas que antes no me atrevía y he reivindicado la travesura y el humor".

El estudio-refugio-taller barranquino de Eslava está sembrado de juguetes de madera y metal. Payasitos, caballos, camioncitos, marionetas, aviones, invaden las estanterías de sus libros, y obviamente hay un espacio en donde barcos, pistolas y piratas ocupan un lugar privilegiado.

El poeta y la sombra

Jorge dice que se ha convertido en un coleccionista sin proponérselo. Recién ha tomado conciencia que los juguetes que compró en sus viajes no son souvenirs. "Quiero a mis juguetes, los contemplo. Me gusta imaginar qué han hecho durante mi ausencia, pero no juego con ellos porque necesitaría ir a un terapeuta", dice.

Eslava se consagró joven como poeta de los ochenta. Ganador de un premio Copé, del "Javier Heraud", y del premio Poeta Joven. En sus primeros poemarios (Ceremonial de muertes y linajes, De faunas y Dioses e Itaca) dejó constancia de sus compromisos, pero cuando aceptó enseñar en un colegio de primaria, ese compromiso se transformó. "Al principio me sentía mal. Cómo un poeta como yo podía estar enseñando en un colegio de primaria. Pero esa experiencia me abrió los ojos". Jorge se dedicó a la docencia y fundó la editorial Colmillo Blanco para apoyar a escritores y poetas, pero sobre todo para estar cerca de la literatura. Estimulado por Javier Sologuren, volvió a escribir y publicó en 1989 Territorio, su cuarto poemario. Luego se fue a estudiar a Europa.

"Afuera me intereso por la prosa, que había desdeñado siempre. Reaparece en mí ese interés por la piratería". Ya casado y con tres hijos, Eslava escribió su primera novela, Descuelga a un pirata, en la que narra la historia de un bucanero holandés juzgado por la Inquisición. En 1994 recibió el encargo de escribir un libro que recogiera las experiencias de vida de los niños de la calle. El libro se llamó Navajas en el paladar y el submundo que descubrió le laceró el alma. "Estaba quebrado física y emocionalmente, y dejé de escribir". Pero dos años después, su hija, que entonces tenía nueve, le hizo una pregunta."¿Todas las sombras son negras?, me preguntó Naiara. En otro momento la respuesta hubiera sido ‘Sí’, y allí quedaba, pero no sé por qué me salió ese niño travieso que llevo dentro y le dije que ‘Sí… salvo la de una niña que cuando está de buen humor su sombra es de colores, y el que la pisa se cura de la tristeza". La pequeña le pedía a su padre que le contara todas las noches la misma historia, y poco a poco esta fue creciendo y en 1997 Eslava la publicó como La niña de la sombra de colores. Su primer libro para niños.

Universo lúdico

Su proceso creativo se traduce en dieciséis libros. En varios de ellos aparecen el Capitán Centella, o el abuelo Florentino, el papá mago, Joaquín Espadachín, y otros. Personajes que brotan no sólo de su imaginación. "Muchos de ellos soy yo. Pero también me inspiro en mi familia. Florentino es mi papá, la loca de las bolsas es mi mamá, y Joaquín Espadachín, mi último hijo, Joaquín. En Leyendas muy primitivas aparecen mis seis hermanosauros, y acabo de terminar una historia sobre una bruja malísima, que es mi tía. Hasta ahora nadie se ha molestado y espero que siga así". Eslava dice que en esas historias hace converger a la literatura con la enseñanza, impregnándolas con ese espíritu inconformista del poeta idealista que fue y será, y que es su aporte a la formación de una sociedad distinta. Por eso el Capitán Centella se enfrenta al Comandante Smog, quien está empeñado en contaminar el mundo, y en una próxima saga hará lo propio con otros enemigos que representarán al analfabetismo, la desnutrición y la discriminación.

Eslava no tiene reparos en caracterizarse cuando le toca ir a algún colegio o librería a contar sus historias. Y sus alumnos de la universidad son testigos de cómo el profesor enerva a algunos de sus colegas que no soportan ver a alguien tan poco ortodoxo entre ellos. El escritor, que ahora se atreve a vestirse con colorinches y andar en una bicleta fucsia para todos lados, dice que se siente contento con su trabajo, pero reniega cuando recuerda que se mira por debajo del hombro a quienes hacen literatura para niños. "Nos consideran tontos, dicen que no podemos hacer otra cosa, y me da pica porque están equivocados". Eslava publicará en breve una antología de la obra de Washington Delgado, y está terminando un nuevo poemario, uno "muy sucio". Pero no por eso descuida a SUS lectores, y para ellos ha escrito dos libros con historias divertidamente espeluznantes, también un audiolibro –el primero que se hace en el país– y un libro sobre bichos en el que hace su debut como ilustrador. "Soy un hombre dedicado a la literatura como profesor, escritor y editor", dice Eslava y si alguien se atreve a dudarlo, no se sorprenda si el Capitán Centella aparece para aplicarle una certera estocada con su espada de madera. 

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