José Antonio Del Busto
El navegante de la historia El navegante de la historia

Por Miguel Ángel Cárdenas M.
Fuente: El Comercio, Lima 03/06/06

Genio y figura. José Antonio del Busto es uno de los historiadores más importantes del país. Con 50 libros escritos, acaba de publicar uno donde revela que Túpac Yupanqui fue el primer descubridor del continente de Oceanía. Se apoya en treinta pruebas contundentes.

Así como existe el talón de Aquiles, existe el metafórico talón de Ulises: la debilidad indomable por las aventuras náuticas. El genial y baquiano historiador José Antonio del Busto vive con gozosas heridas en ese talón: ha cruzado seis veces el Océano Atlántico, dos veces el Pacífico, ha surcado el Índico por el estrecho de Bass y recorrido el Antártico, siguiendo la corriente de Humboldt. Ha cruzado diez veces la línea ecuatorial y cuatro veces los trópicos de Cáncer y de Capricornio, también el Triángulo de las Bermudas. Ha recorrido la Polinesia, la Melanesia, Australia y Nueva Zelanda. En 1977 navegó entero el Amazonas hasta el puerto brasileño de Manaos; a remo y a la deriva. Y ni el lago Titicaca se libró de su espíritu de historiador naviero.

"Es que nací junto al mar y viví en Barranco hasta los 18 años. Y el mar siempre ha sido parte de mi vida, me considero además un buen nadador, pero no tengo vocación de marino sino de navegante", aduce uno de los intelectuales más prolíficos del país: Miembro honorífico de una veintena de academias históricas, geográficas, lingüísticas, militares y genealógicas en Sudamérica y España, ha recibido un sinnúmero de homenajes y condecoraciones como la de Comendador de la Orden Española de Alfonso X el Sabio.
 

¿Un historiador debe tener espíritu aventurero?
Depende del historiador. En mi caso creo que sí, siempre me gustaron los viajes a regiones exóticas y con escenarios no acostumbrados, como en la Antártida, a la que sintetizo como "blanca, fría, solitaria y silenciosa". O cuando viajé a Oceanía... uno puede partir del Callao y llegar a Filipinas y no encontrar ninguna isla. O encontrar islas que no existen, que es una cosa interesante.

Ya nadie suele viajar en barco...
Cuando era estudiante viajaba en tercera clase y era muy bonito, porque salía del Callao, recalaba en Guayaquil, en Buenaventura, Panamá, Cartagena de Indias, Curazao, Jamaica, La Habana y después en Las Bermudas. Antes de llegar a España ya conocía muchos lugares. Es una experiencia que no tienen los estudiantes ahora: viajar en bodega y luego caminar sin dinero para alquilar un auto, viajar en ferrocarriles de tercera y alojamientos de cuarta, así vas conociendo todo.

Como "un flaco fuerte", se define el historiador de 74 años, quien ha sobrevivido a tormentas mortales en sus odiseas. Pero a ras de la tierra, Del Busto también ha sido torero los cuatro últimos años de secundaria y los dos primeros de universidad (incluso ha toreado en Zalamea la Real, en España). Nunca sufrió una cornada y la habilidad punzante la derivó a otra de sus urgentes pasiones: la genealogía. Sus hallazgos son de admirar y temer: Ha descubierto tanto que el Inca Garcilaso de la Vega desciende del emperador Carlomagno, como que Augusto Pinochet es un nada prestigioso descendiente del inca Pachacútec.

Y es que Del Busto preconiza el rigor como mascarón de proa de la historia, tanto que metafísicamente reivindica al griego Parménides de Elea con su "lo que es, es y que lo que no es, no es... Allí empieza y termina mi filosofía". Aunque en materia religiosa se catalogue como "católico, creyente, practicante y pecador".
 

La gesta del Inca

Quizá su trabajo más sorprendente sea haber reunido en su último libro treinta pruebas contundentes que demostrarían que el inca Túpac Yupanqui descubrió Oceanía.

Usted equipara la figura de Túpac Yupanqui con la de Cristóbal Colón.
Voy más allá, así como existe el soldado desconocido, este es el emperador ignorado. Túpac Yupanqui es más que Pachacútec y más que Huayna Cápac. Túpac Yupanqui es un conquistador al que se ha querido halagar llamándolo el Alejandro Magno del Nuevo Mundo. Pero cuando medí las distancias de las conquistas de Alejandro, resulta que Túpac Yupanqui ha conquistado mucho más. Por otro lado, los actuales límites del Perú se los debemos a él que los conquistó y a Francisco Pizarro que los resguardó. Él hizo ocho campañas militares que son notables. Dos al Chinchaysuyo, dos al Contisuyo, dos al Collasuyo, dos al Antisuyo, terminó barriendo todo el territorio actual del Perú.

¿Era un genio militar?
Sí, como su padre era un genio legislador y su hijo, Huayna Cápac, un genio consolidador... El primer concepto de globalización lo da Túpac Yupanqui en el Ande, él quiso que toda la Tierra, que era lo que había que conquistar, fuera no solo suya sino que tuviera al Cusco como centro.

¿Cómo era física y espiritualmente?
No era muy grande, pero era un hombre muy inteligente, casado con su hermana con quien fue muy feliz, sin que por eso dejara de tener otras mujeres, como buen polígamo. Tuvo muchos hijos, más de 150. Por eso, su casa era como un colegio. Era un hombre que tenía elevados pensamientos y ganas de conocer lo que no conocía.

Cuando usted habla de su psicología en el libro, dice "sediento de aventura". ¿Fue esto lo que lo llevó a emprender el viaje a Oceanía?
Yo vivo convencido de ese viaje, es una cosa difícil que no haya sucedido. Lo dicen los cronistas: que gustaba de conocer cosas nuevas, y que por lo demás terminaba todo lo que empezaba. Sucedía que no hizo este viaje descubridor de Oceanía siendo emperador, porque no se hubiera animado, así es el hombre. Usted en este momento hace una serie de cosas porque es joven, pero si fuera demasiado mayor, no lo haría porque ya tiene más cosas que lo atan, mujer, hijos, ya hay otra psicología. Por eso, esto lo hizo Túpac Yupanqui cuando tenía 25 años, alrededor del año 1465, porque él nació en 1440, y murió por 1485. Dio todo lo que podía dar y murió muy joven, a los 45 años.

¿Cómo comienza Túpac Yupanqui su travesía descubridora de todo un continente?
Él era un hombre que no había tenido nada que ver con el mar hasta que lo conoció cuando conquistó el golfo de Guayaquil, y descubrió las balsas. Y vio que son algo tan especial... son la única embarcación que no se vuelca. Pueden encallar, naufragar, pero son involcables. Y siguiendo además las corrientes y los vientos entendió que podían llegar a cualquier parte. Y no solo tomó por conquista la isla de la Puná llegando en balsa, sino que se aficionó tanto que llegó hasta Coaque, en la bahía de San Mateo, que ya pertenece a Colombia. Y regresó, e indagando más sobre las balsas, le dijeron la existencia de dos islas, Auachumbi y Ninachumbi, que las identificó con Mangareva y Rapa Nui, que es la de Pascua... También llegaría a Nuku Hiva, en el archipiélago de Las Marquesas, donde se conservan quipus y sabe usted cómo se llaman: quipona. Esto es lo primero que se encuentra en el viaje.

¿Fue lo primero que lo llevó a sospechar de este viaje descubridor?
No, lo primero fue la presencia de hombres negros traídos por el inca. Como él no había estado en África, tenían que ser melanesios, son los que tienen melanina en la piel. E investigué, y fue en la Polinesia que encontró a melanesios esclavizados de los polinesios y se los trajo. Porque los incas siempre traían cosas raras. Túpac Yupanqui se trajo restos de animales, pellejos y huesos. Y después oro, plata, esmeraldas. En la isla de Mangareva hay una leyenda que dice que llegó el rey Tupa, en una flota de pae pae, que son balsas a vela con doble mástil, y que deslumbró con lo que trajo. Lo que llevó fue la cerámica porque era un mundo precerámico; los metales, porque estaban en la edad de piedra y la textilería porque se cubrían con entrelazados de fibra. Además, 500 años después existe la danza del rey Tupa, que se sigue bailando.

Y en la isla de Pascua usted encontró una construcción con características incas llamada Vinapú.
La leyenda del rey Tupa estaba en las Marquesas, en Nuku Hiva, en Mangareva, pero no en Pascua. ¿Qué había sucedido? Pues que no lo llamaban Tupa sino Mahuna-te Ra'á, que se traduce como "hijo del sol". Y allí es que viene la leyenda de la doncella Uho, que se la roba un príncipe, el hatun auqui, que todavía no es inca. Y esto es muy interesante, porque coincide con la salida del inca y con el levantamiento de este templo de Vinapú, donde creo que dejó mitimaes. Porque donde él iba yendo, iba construyendo maraes o templetes, que los tapiza con piedras al estilo imperial del Cusco. En Pascua, existen palabras quechuas. Lo que tienen en la cabeza esos monolitos llamados moais, es una corona de piedra roja, y el tocado se llama puka. Y puka en quechua es rojo. Asimismo hay noticias de viajes de Moquegua a Pascua y de Pascua a Moquegua.

¿Qué ganó Túpac Yupanqui con este descubrimiento?
Económicamente fue un fracaso y políticamente también, porque fue muy lejana. Porque los incas eran muy soberbios y cuando se encontraban una gente muy primitiva eran de los que daban media vuelta y decían "estos no merecen tenernos por señores". Eso pasó en la costa del Ecuador, con los indios de Puerto Viejo, que eran bastante atrasados. Y en el sur de Chile, Túpac Yupanqui llegó hasta ver desde la orilla la isla de Chiloé, y no siguió porque no le interesó.

Después de descubrir Oceanía, ¿por dónde continuó sus conquistas?
Por el mar ya sabía lo que había, por el oriente navegó en las balsas ecuatorianas, las reprodujo en el río Amarumayo, que es el Madre de Dios y se fue hasta Bolivia y llegó hasta el Brasil. Y todavía mandó gente por tierra para que fuera más adentro, donde estaba el río que todavía tiene el nombre de Paititi. Era un gigante en materia de conquistar. En sus tiempos partieron expediciones que llegaron a México. En este momento hay pueblos allí que se reconocen oriundos del Ande. Yo pongo en su sitio histórico a Túpac Yupanqui.    
 

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