Arturo Corcuera
Noé se cansó de navegar Noé se cansó de navegar

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Fuente: El Comercio, Lima 02/01/06

"Noé delirante" Acaba de ser reeditado por el Fondo de Cultura Económica. Con esta edición el autor anuncia el cierre de este ciclo creativo.

Han pasado más de 20 años desde que Arturo Corcuera decidió recluirse en su casa de Chaclacayo, retirándose del mundo pero no de su poesía. "Noé delirante", su primer libro de poemas, editado en 1963, acaba de reimprimirse en el Perú. En esta, su undécima edición, se aprecia el prólogo de la poeta Ana María Gazzolo, el cambio de los míticos dibujos de la pintora Tilsa Tsuchiya --que se mantuvieran desde la tercera hasta la décima edición-- por los del reconocido artista belga-francés Gabriel Lefebre. Así como la inclusión de más de 250 versos inéditos. Al respecto conversamos con el poeta.
 

-¿Cómo influyó su retiro en la creación de "Noé delirante"?
Mi decisión de vivir en Chaclacayo fue una inversión de vida, lejos del smog, de la estridencia urbana. Efectivamente, Santa Inés me permitió encontrar todos los elementos naturales que motivaron este libro: el cerro, el río, la luna arrastrada por las aguas, la acequia, los árboles, la parra, la fuente, la mariposa, el grillo, los pájaros, la niebla nocturna, los cielos estrellados. Incluso los elementos de mi casa que se pueden ver a través del libro.

-¿La obra estaba diseñada de esa forma cuando fue editada por primera vez?
El libro estaba terminado. Lo que pasó es que la segunda edición del libro cayó en manos de Carlos Bousoño, un amigo español que era editor de libros en ese momento. Él me dijo que yo había descubierto una veta que nadie había explotado y me dio un consejo valioso que, aún hoy, se lo digo a los jóvenes escritores: "No te detengas aunque a los demás no les interese tu poesía, sigue adelante". Por eso me ha tomado tantos años escribirlo.

-Por los elementos lúdicos y de fabulación que presenta, parece que el libro fuera un cuento para niños ¿Lo es realmente?
En su aparente inocencia, "Noé delirante" es un libro complejo. No todo es humor y fabulación, también hay crítica social, reflexiones sobre la libertad, la fugacidad de la vida, la vecindad de la muerte. Retomo los interrogantes rubendarianos: ¿adónde vamos y de dónde venimos? Pero también hay pasajes que tienen cierta afinidad con el imaginario infantil y que facilitan la comprensión de los niños. El poeta conserva esa misma capacidad de asombro, de inventar palabras y de ponerle nuevos nombres a las cosas. El poeta mira el universo con los ojos del niño. Por eso soy partidario de darle desde el comienzo buena poesía, la misma que consumen los adultos, sólo que seleccionándosela. Hacer lo mismo que hace la madre con los alimentos. Así como se le forma el estómago dándole comida verdadera: jugos, papillas, gelatinas, así debe afinársele su sensibilidad e ir formándole el gusto con buena literatura.

-¿Volvería a revisar el libro para una próxima edición?
No. Con esta edición cierro el ciclo del Noé. Creo que ya le he dedicado mucho y he llegado a mi límite pues a la vez he estado escribiendo otras obras. Como decía Machado, "publico para olvidar", de otra forma seguiría insatisfecho pues nada se escribe como lo concibes.

-Este ha sido su libro más exitoso, ¿qué le debe a este libro?
No es exactamente qué le debo sino a qué le debo mi obra. Mi poesía nació de mi comunión con la naturaleza. A ella le debo mis primeras vivencias que fueron determinantes para la creación de mi universo poético. Nací a pocos metros del mar, en el puerto de Salaverry. La braveza de las olas, la fauna marina, las aves migratorias quedaron para siempre registradas en mi memoria y afloran continuamente en mis libros. Viví hasta los 12 años corriendo, jugando, internándome en el mar y en los arenales, entre las gaviotas y las lagartijas. Después, por razones familiares, residí dos años en el Callejón de Huaylas, Huaraz, allí me familiaricé con los animales del monte, sus insectos, los pájaros. De "pata salada" terminé convertido en "pata mojada" por las lluvias de la cordillera. Probablemente este contacto con dos faunas y dos floras diferentes enriqueció tempranamente los cimientos de mi "Noé delirante". Además yo siempre he pensado que este libro nació con ángel. Siempre ha tenido un apoyo especial que lo ha llevado por caminos que jamás pensé. Es como si tuviese vida propia.

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