José Luis Ayala Olazával
Nilo Condorena Cari: Nilo Condorena Cari: "Culpaban a mi papá de asonadas en todo Puno"

Por José Gabriel Chueca
Fuente: Peru21, Lima 11/04/07

Recientemente, José Luis Ayala publicó El presidente Carlos Condorena Yujra, la biografía de quien, en 1923, tuvo la osadía de dirigir el proyecto conocido como República Aymara. Nilo Condorena es su hijo mayor y recuerda que conoció, de primera mano, los acontecimientos y represalias que sufrió su padre.

"Mi padre es Carlos Condorena Yucra. Él fue un luchador social que enfrentó la desigualdad social que existía -y que aún existe- en la provincia de Huancané, en Puno, donde los hacendados, mal llamados mistis, sentían que vivían en el Virreinato y trataban al campesino como si fuera cualquier cosa. Todo eso vio mi padre. Pero él pudo ir a la escuela y, cuando creció, entendió que esto era una injusticia", afirma Nilo Condorena.

 

¿Qué hizo?
Primero formó escuelas en el campo y empezó a dar clases, porque sabía que la mejor forma de liberación era la educación. En ese tiempo recién se había cumplido cien años de la independencia del Perú. Él decía: 'Cómo podemos cantar 'somos libres', si aquí no se respeta eso'.

Su padre fue elegido presidente del proyecto República Aymara.
Sí. Y para acabar con eso trajeron soldados de Cusco -porque sabían que los de Puno no iban a atacar a su gente-. Los trajeron diciendo que Condorena y sus indios habían quemado el pueblo de Huancané. Así que los soldados masacraron a los campesinos y quemaron sus propiedades. Después, mi padre llevó a las autoridades y ellas vieron que él no había hecho nada. Sin embargo, lo capturaron.

¿Su padre le contó esto?
No solo él. Siempre venían a visitarlo sus compañeros y delegados de otras estancias y le decían lo que sucedía.

¿Qué memorias guarda de su padre?
Yo estuve con él hasta el último momento de su vida. Mi padre estaba habituado a estar en el pueblo, solucionando los problemas de los campesinos, porque él era bien hablado; entonces, podía servir de intérprete para los campesinos que solo hablaban aymara y reclamaban sus derechos en el juzgado. Mi papá se vinculó como sindicalista con Mariátegui y con Haya de la Torre.

¿Cómo lo recuerda la gente?
Le echaron la culpa de los incendios contra los campesinos, pero no es verdad. Espero que el libro que ha publicado el señor José Luis Ayala ayude a corregir esto. Quisiera que las autoridades de Huancané se acuerden de mi padre, que por lo menos quede escrito quién fue Carlos Condorena.

¿Cuánto tiempo pasó arrestado?
Siete años. Y lo torturaron. Querían que confesara cuántos eran. Pero él les decía que no era una guerra. Él mismo le decía a la gente que por la fuerza no se iba a lograr nada, que nuestra esperanza era estudiar, tener licenciados. Mi padre tenía sus cicatrices en la espalda. Y, después de liberarlo, lo persiguieron igual. Lo acusaban de todos los levantamientos que había en Puno. Nunca lo dejaron en paz, ni cuando estuvo mayor y enfermo. Ni siquiera le devolvieron sus tierras. Y nosotros no tuvimos educación, a pesar de que él buscaba becas para los mejores estudiantes. Mi padre nunca buscó cosas para él o su familia.

¿Hasta cuándo estuvo con su padre?
En el año 51, mi papá dijo que en Huancané ya no podíamos vivir y nos trajo a Arequipa. Allá recién fui al colegio. En el año 56 falleció mi padre. Él sufría de reumatismo. Lo hice curar y se mejoró. Pero le dio una recaída. Se resfrió cruzando el río Huancané sin balsa. Llegó al otro lado, se sentó para ponerse los zapatos y ya no pudo caminar otra vez. Al final, regresamos a Huancané. Mi papá no quería morir en Arequipa, quiso morir en su tierra, donde tenía todavía algunos terrenos. Murió en Tharwa Uta. Fue una tarde, después de almorzar. Estaba sentadito cuando me dijo: 'Hijo, jálame del pelo, que me siento mal'. Y así pasó. Lo enterramos ahí.

¿Ser el hijo de Carlos Condorena le trajo problemas?
No. Después de enterrar a mi padre, me fui de Huancané. Estuve en Arequipa hasta el 72, cuando volví a pedido de una hermana, porque mis primos habían tomado sus terrenos -que eran de mi padre-.

¿Ellos eran sus enemigos?
Sí. Decían que si los hijos de Condorena seguían ahí, iba a ser peor. Después de un juicio de tres años, los recuperamos. Yo tengo algunos terrenos allá.

¿Y le gusta ese lugar?
Sí. Pienso que, por eso, mi padre debe de haber luchado por esa tierra. Usted sabe que en las ciudades es imposible salir a un parque y estar bien. Hay muchas máquinas, muchos carros. En el cerro no es así. Puedo estar tranquilo, mirando y recordando.

Dígame, ¿qué piensa de la historia de su padre?
Pienso que lo que hizo fue una gran cosa. Gracias a eso se hicieron las escuelas fiscales. Él me decía eso por lo menos. Ahora los campesinos tienen hijos y nietos que son profesionales. Yo me siento orgulloso de él. Yo también he sido dirigente donde me ha tocado, en mi colegio y en los pueblos jóvenes donde he vivido. Después me he dedicado a mis hijos, pero ya crecieron. Y usted sabe que el dinero no alcanza. Si hay gente que tiene un pedazo de tierra, lo siembra, cría sus animales y vive feliz. ¿Por qué yo no voy a poder?

Autoficha
Nací en la estancia Tharwa Uta, el 10 de octubre de 1943, en Puno. Crecí en la chacra. Aprendí a hablar aymara y, después, quechua. Mi padre hablaba castellano, entendía latín y hasta francés; él defendía a los campesinos. Mis abuelos tenían terrenos grandes. He trabajado como operador de máquinas pesadas, como mecánico y chofer. Casi ya no trabajo porque, hace como 12 años, sufrí un accidente y casi quedo inválido. Tengo nueve hijos: seis de un primer compromiso en Arequipa y otros tres en Trujillo, pero ya están grandes, así que estoy pensando en volver a Huancané.

Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.