Martín Adán
La voz inagotable La voz inagotable

Por Camilo Torres
Fuente: Dominical, suplemento de El Comercio, Lima 17/01/10 http://elcomercio.pe/impresa/notas/voz-inagotable/20100117/399134

Según dos encuestas de la revista “Hueso Húmero”, realizadas con veinticinco años de distancia, Martín Adán (1908-1985) continúa en el segundo lugar de nuestros poetas favoritos. Conversamos con Luis Vargas Durand, profesor de la Pontificia Universidad Católica, biógrafo del poeta y asesor de la Colección Martín Adán de esa universidad.

¿Qué es la Colección Martín Adán?
El núcleo de la colección fue reunido por Ricardo Arbulú entre 1930 y 1950. Juan Mejía Baca la acrecentó hasta 1986, cuando él y una representación de los familiares del poeta la transfirieron a la Universidad Católica. Los documentos llegaron sin orden, aunque sí con agrupaciones, y también numerosos sueltos. Son millares de páginas: manuscritos literarios en diverso estado, ediciones de sus libros, cartas, fotografías, documentos personales. La colección está en un ambiente climatizado y protegida convenientemente.

¿En qué consiste el trabajo de la colección?
Estudiamos y editamos esos documentos. La catalogación inicial fue realizada por Carmen Villanueva, directora del Sistema de Bibliotecas de la PUCP, quien describió los manuscritos del poeta. Luego elaboré un catálogo informático del total de la colección que permite localizar documentos por conceptos: libros, temas, nombres, etc. Otras labores desarrolladas en equipo: transcribir los manuscritos, crear una página electrónica y acrecentar los fondos. También asesoramos a investigadores y organizamos coloquios y exposiciones.

¿Cómo va la edición de los textos del poeta?
Esta labor es complejísima. Colaboramos con la publicación de inéditos y con reediciones proporcionando textos fidedignos y asesorando. Planteamos condiciones no económicas: supervisar las pruebas y que se declaren los criterios de fijación del texto.

¿Cuánto material inédito hay?
La mayor parte de inéditos es posterior a 1960. Nuestra transcripción de esa etapa comprende 327.423 palabras, de las cuales lo publicado es solo 17%; así, resulta que un 83% permanece inédito. El margen de error no ha de ser superior a 20%.

En tu biografía de Martín Adán destacas su voluntad de que su obra no sea leída en función de su vida.
Originalmente quise estudiar los poemas mismos, pero era evidente que se requería establecer, primero, textos fidedignos. Mi primera investigación fue sobre la edición de “Travesía de extramares”, entonces descubrí que la biografía me era indispensable.

Allí no mencionas su supuesta homosexualidad. ¿Es irrelevante para apreciar su poesía?
He encontrado información según la cual Martín Adán no gozó de tal condición, y lo que hay a favor es muy insuficiente. Creo saber de dónde salió esa idea que, me consta, divertía al poeta. Sobre qué es relevante para entender la poesía, eso ya no me es claro. Cuando escribí la biografía, estaba entusiasmado, como el propio poeta, con la autonomía del texto respecto de la vida, pero ahora pienso que eso es matizable.

Se ha acusado a Martín Adán de ser un poeta hermético y de un platonismo anacrónico.
¿Cuál Martín Adán? Hay al menos cuatro: el vanguardista, el de complicados sonetos, el de verso libre y descarnado, y el último, que vuelve al soneto pero a uno claro y hondo. El poeta hermético solo fue el de la segunda etapa. He explicado su poesía por años y sé de lo que hablo.

¿Qué le recomendarías a los jóvenes que se inician en la lectura de Martín Adán?
Hacerse una idea del existencialismo y empezar por “Escrito a ciegas”. O “La casa de cartón”. Pero ante todo, asumir que es algo importante y acercarse con humildad en pos de esa conmoción que es la experiencia estética. Esto puede requerir muchas relecturas, incluso los especialistas en literatura así procedemos.

Un soneto inédito
Arequipa: “A Bustamante”
Buscando entre la luz a Santa Catalina,
Yo iba con un amigo, José Luis Bustamante.
“La luz ciega. La luz es materia divina.
Soy humano… He bebido. Todo está tan
(distante!...”

“Hay que empeñarse, Amigo. Sea humana
(o divina,
Deidad hizo a los tres, a la luz y a la vana
Esperanza de ser, de ser sin dicha vana.
Que los dos compartimos como presa
(mezquina”.

Y el sillar rebrillaba con terror de neblina.
Y César Atahualpa, lejos de la ventana,
Reía de su risa, reía ya sin gana,
Reía como un dios de mañana divina.
¡Quemándonos los ojos!... ¡Mi Arequipa
(era ésa!
¡Quemarse por mirarse en risa de Rodrí
(guez!...

[Poema inédito. Libreta D364 (76-80). En contratapa: 22 agosto 1967, fecha colocada por Juan Mejía Baca al recibirla. Este soneto no ha podido relacionarse con otros cuerpos poéticos].

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